Viernes 24 Abril
- Evangelio: Juan 6,52-59
"Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida"
En aquel tiempo, disputaban los
judíos entre sí: "¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?" Entonces
Jesús les dijo: "Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre
y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe
mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es
verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe
mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que
vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come
vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros
padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para
siempre." Esto lo dijo Jesús en la sinagoga, cuando enseñaba en Cafarnaún.
La fe de los discípulos de Jesús es
puesta a una dura prueba: les resulta especialmente difícil entender cómo el
cuerpo y la sangre de Jesús podrán convertirse en comida para ellos
El mismo evangelio nos dice que muchos
no solo no creyeron en esta revelación sino que incluso esta fue la causa de
que abandonaran el seguimiento de Jesús
No nos extraña esa dificultad que aún
a nosotros nos invade
muchas veces dada la naturaleza tan inédita de esta
revelación
Ciertamente, una vez más, se caen
nuestros esquemas mentales ante lo inusual del tipo de relación con Jesús que supone esta revelación
Pero nos toca recibir con
profunda humildad y gozo esta
experiencia de fe
Una vez que hemos de alguna manera
superada la resistencia inicial, nos toca llenarnos de gozo, admiración y agradecimiento por el núcleo
de esta experiencia que se ubica dentro del deseo titánico de nuestro Dios de
darle la mayor densidad a su entrega a
nosotros
Nuestro Dios no solamente entra en
nuestra historia a través de Jesús para darnos un rostro visible del Dios invisible, sino que avanza en esta entrega
hasta convertirse en nuestra comida
Razón tenían los primeros adversarios
del cristianismo cuando acusaban de “carnívoros” a
los adherentes de la fe de Jesús
Para este momento ya la manera de
entender este misterio ha ido enriqueciéndose como para no justificar
esa forma tan burda de entenderlo
Pero no pierde nada de su
inmensa belleza la verdad que viene envuelta en el misterio de la eucaristía:
un Dios que se nos comparte como el
pan para que nuestra unión con él llegue al
extremo menos imaginable
Desde la primera experiencia que
vivieron los discípulos de esta comida tan singular y sublime, se agrega otro significado: es una comida que nos vincula entre nosotros y nos hace más hermanos
Todo esto exige una inversión de Fe muy grande y especial a la que no podríamos
llegar sin el auxilio de este mismo
Señor que se nos regala como pan de la comunidad
Pidamos con fuerza al
Señor que aumente en nosotros esa fe
para que nunca desperdiciemos la múltiple
revelación que envuelve el misterio de
la Eucaristía: ALIMENTO Y
COMUNIDAD
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