4 SABADO ABRIL
SÁBADO SANTO
- Evangelio: Marcos 16,1-7
"Jesús Nazareno, el crucificado, ha resucitado"
Pasado el sábado, María
Magdalena, María la de Santiago, y Salomé compraron aromas para ir a embalsamar
a Jesús. Y muy temprano, el primer día de la semana, al salir el sol, fueron al
sepulcro. Y se decían unas a otras: "¿Quién nos correrá la piedra de la
entrada del sepulcro?" Al mirar, vieron que la piedra estaba corrida, y
eso que era muy grande. Entraron en el sepulcro y vieron a un joven sentado a
la derecha, vestido de blanco. Y se asustaron. Él les dijo: "No se
asusten. ¿Buscan a Jesús el Nazareno, el crucificado? No está aquí. Ha
resucitado. Miren el sitio donde lo pusieron. Ahora vayan a decir a sus
discípulos y a Pedro: Él va por delante de ustedes a Galilea. Allí lo verán,
como les dijo."
EL SENTIDO MÁS FUERTE QUE
TIENE LA NOTICIA DE
LA RESURRECCIÓN DE JESÚS ES QUE TRANSFORMA NUESTRA REALIDAD
DIAMETRALMENTE Y NOS CONVIERTE TAMBIÉN A NOSOTROS EN “AMENAZADOS DE RESURRECCIÓN”.
DESDE ESE MOMENTO YA LA MUERTE PARA NOSOTROS ES SOLO UN EPISODIO
PUNTUAL QUE NOS ABRE AL
INFINITO.
MEDITEMOS ESTA CARTA QUE ESCRIBE UN CRISTIANO A QUIEN HABÍAN AMENAZADO
DE MUERTE. PIDÁMOSLE AL SEÑOR QUE NOS AYUDE A SENTIR CON ESA FUERZA NUESTRA
SUERTE DE DIRIGIDOS INEXORABLEMENTE
HACIA NUESTRA PROPIA RESURRECCIÓN
AMENAZADOS DE RESURRECCIÓN
“Dicen que estoy "amenazado de
muerte". Tal vez. Sea ello lo que fuere, estoy tranquilo. Porque si me
matan no me quitarán la vida. Me la llevaré conmigo, colgando sobre el hombro,
como un morral de pastor.
A quien se mata se le puede quitar
todo previamente, tal como se usa hoy, dicen: los dedos de las manos, la
lengua, la cabeza. Se le puede quemar el cuerpo con cigarrillos, se le puede
aserrar, partir, destrozar, hacer picadillo. Todo se le puede hacer, y quienes
me lean se conmoverán profundamente con razón.
Yo no me conmuevo gran cosa.
Porque, desde niño, Alguien sopló a mis oídos una verdad inconmovible que es,
al mismo tiempo, una invitación a la eternidad: "No temas a los que pueden
matar el cuerpo, pero no pueden quitar la Vida".
La vida -la verdadera Vida- se ha fortalecido en mí cuando,
a través de Pierre Teilhard de Chardin, aprendí a leer el Evangelio: el proceso
de la Resurrección
empieza
con la primera arruga
que nos sale en la cara; con la primera mancha de vejez que aparece en nuestras
manos; con la primera cana que sorprendemos en nuestra cabeza un día
cualquiera, peinándonos; con el primer suspiro de nostalgia por un mundo que se
deslíe y aleja, de pronto, frente a nuestros ojos...
Así empieza la resurrección. Así
empieza, no eso tan incierto que algunos llaman "la otra vida", pero
que, en realidad, no es la "otra vida", sino la
vida "otra".
Dicen que estoy amenazado de muerte.
De muerte corporal a la que amó Francisco. ¿Quién no está "amenazado de
muerte"? Lo estamos todos, desde que nacemos. Porque nacer es un poco
sepultarse también...
…Que estoy amenazado de muerte.
Hay, en la advertencia, un error conceptual. Ni yo ni nadie estamos
amenazados de muerte. Estamos amenazados de vida, amenazados de
esperanza, amenazados de amor.
Estamos equivocados. Los
cristianos no estamos amenazados de muerte. Estamos "amenazados" de
resurrección. Porque además del Camino y de la Verdad, él es la Vida, aunque esté crucificada en la cumbre del
basurero del Mundo...
(José Calderón Salazar)
No hay comentarios:
Publicar un comentario