Martes 21 Abril
Evangelio: Juan
6,30-35
" Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed"
" Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed"
En aquel tiempo, dijo la
gente a Jesús: "¿Y qué signo vemos que haces tú, para que creamos en ti?
¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está
escrito: "Les dio a comer pan del cielo."" Jesús les replicó:
"Les aseguro que no fue Moisés quien les dio pan del cielo, sino que es mi
Padre el que les da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que
baja del cielo y da vida al mundo." Entonces le dijeron: "Señor,
danos siempre de este pan." Jesús les contestó: "Yo soy el pan de la
vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará
sed."
Profundamente rica la presentación que
hoy hace Jesús de su persona al decirnos que es “Pan de Vida”.Hoy nos vamos a
dejar iluminar por la reflexión de Pedro Sergio
Antonio Donoso Brant ocds
"YO SOY EL PAN DE VIDA"
Luego
de la multiplicación de los panes, el evangelista Juan se refiere a la búsqueda
de Jesús por parte del gentío. Y así es como lo encuentran junto a
Cafarnaún y le dirigen esta pregunta: "Maestro, ¿cuándo has
venido aquí?"Jesús no responde a lo que le preguntan, pero revela
las verdaderas intenciones que han impulsado a la gente a buscarle,
desenmascarando una mentalidad demasiado material; "Les
aseguro, me buscan, no porque han visto signos, sino porque comieron pan hasta
saciarse”. …Buscan más las ventajas materiales y pasajeras que las
ocasiones de adhesión y de amor.
Ante
esta ceguera espiritual, Jesús proclama la diversidad que existe entre el pan
material y corruptible y ese otro; “perdura para la vida eterna”. Jesús
entonces, invita a la gente a superar el angosto horizonte en el que vive, para
pasar a la fe.
Los
interlocutores de Jesús le preguntan entonces:“¿qué obras tenemos que
hacer para trabajar en lo que Dios quiere?”. Jesús pide una sola cosa:
la adhesión al plan de Dios, es decir, "La obra que Dios quiere
es ésta: que creáis en el que él ha enviado”.
La muchedumbre no está satisfecha y pregunta: "¿Y qué
signo vemos que haces tú, para que creamos en ti? ¿Cuál es tu obra?”.
El milagro de los panes no es suficiente; quieren un signo particular y más
estrepitoso, el nuevo milagro del maná (c f. Sal 78,24), para reconocer al
profeta de los tiempos mesiánicos. Jesús, en realidad, da verdaderamente el
nuevo maná, porque su alimento es muy superior al que comieron los padres en el
desierto: él da a todos la vida eterna. Pero sólo el que tiene fe puede recibir
ese don.
;
"Yo
soy el pan de vida”. La muchedumbre parece haber
comprendido: “Entonces le dijeron: "Señor, danos siempre de este
pan." Entonces Jesús, evitando todo equívoco, precisa: El
que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed." Es
el don amoroso hecho por el Padre a cada hombre. Él es la Palabra que han de
creer: quien se adhiere a él da un sentido a su propia vida y consigue su
propia felicidad.
Los
judíos, impresionados o sorprendidos por esta respuesta,
tan categórica y precisa, pero interpretada por ellos en sentido de su provecho
material, le piden que él les dé siempre de ese pan, como la Samaritana (Jn 4:15).
Es
así como ellos le dijeron: “Señor, danos siempre de ese pan”.
Jesús les respondió: “Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás
tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed".
Probablemente
vuelve a ellos el pensamiento de que Cristo es el Mesías, y esperan de El
nuevos prodigios. Pero ignoran en qué consistan, y no rebasan la esperanza de
un provecho material. Pero ese pan, que aún no habían discernido lo que fuese,
se les revela de pronto: “Yo soy el pan de vida”
Nosotros
estamos con hambre de verdad, sed de
felicidad. Jesús, hace que estas
aspiraciones sean verdaderas. En
efecto, solo en Jesucristo podremos saciar esta hambre, solo con El podremos calmar
nuestra sed. Jesús no solo nos entrega la verdad, el mismo es la Verdad del
Padre. Entonces si nuestro corazón busca con desesperación la verdad y la
felicidad, no la
busquemos en otro lugar más que en Jesús.
San Agustín, escribió: “Señor, nos hiciste
para ti y nuestro corazón esta inquieto y sin sosiego, mientras no descasa en
TI”
No hay comentarios:
Publicar un comentario