Miércoles 1 Abril
MIERCOLES SANTO
Evangelio: Mateo 26, 14-25
En aquel tiempo, uno de los doce, llamado Judas
Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y les propuso: ¿Qué estáis dispuestos a
darme si se los entrego? Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde
entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo. El primer día de los
ázimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: ¿Dónde quieres que
te preparemos la cena de Pascua? El contesto: Vayan a casa de Fulano y decidle:
"El Maestro dice: mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu
casa con mis discípulos". Los discípulos cumplieron las instrucciones de
Jesús y prepararon la Pascua. Al atardecer se puso a la mesa con los doce.
Mientras comían, dijo: Les aseguro que uno de ustedes me va a entregar. Ellos
consternados se pusieron a preguntarle uno tras otro: ¿Soy yo acaso, Señor? El
respondió: El que ha mojado en la misma fuente que yo, ése me va a entregar. El
Hijo el Hombre se va como está escrito de él; pero ¡ay del que va a entregar al
Hijo del Hombre!, más le valdría no haber nacido. Entonces preguntó Judas, el
que lo iba a entregar: ¡Soy yo acaso, Maestro? El respondió: Así es.
El personaje de Judas Iscariote ha resultado
siempre un verdadero enigma
dentro de toda la realidad que rodeó a Jesús
Entre los años 130 y 150 después
de la muerte de Jesús apareció un” Evangelio
de Judas” que, evidentemente, no fue
escrito por él mismo sino por un grupo perteneciente a una secta gnóstica. Uno de los manuscritos fue encontrado hacia 1970.
Una leyenda apoyada en
este evangelio apócrifo afirma que Judas organizó la entrega de Jesús obedeciendo a un deseo
del mismo
Jesús que quería “deshacerse” de su cuerpo
La mayor parte de los
comentarios apuntan a pensar que Judas Iscariote, al igual que
muchos otros contemporáneos vieron en Jesús al Mesías que esperaban para que
los
liberara del
Imperio
Romano
La obra musical Jesus Christ Superstar (1970)
hace una hermosísima descripción de Judas desde
esta perspectiva. Judas se decepciona del
giro universal y salvífico que Jesús da a su vida y por ese motivo lo traiciona
Muy al contrario de
la satanización que tradicionalmente se ha hecho de la figura de Judas, el
hecho de haberse decidido por el suicidio, impresionado por la crueldad con la que es
procesado Jesús, da señales de un poderoso sentimiento de amor hacia el Maestro y de arrepentimiento de su
actuación
En todo caso, un Jesús que muere
perdonando a los que lo
crucifican, es un Jesús del que se puede esperar sin duda también un perdón
para la traición de Judas
Lo que nos queda como enseñanza histórica es
aquella de “Dejar
a Dios ser Dios” y no empecinarnos en la
afirmación de nuestros
caminos que no siempre
son “los caminos de Dios” (Mateo 16,23)(Isaías 55,8)