(una vez màs ayer me
confundi por los horarios y dejè de publicar el blog, perdónenme)
Sàbado 31 Octubre
Lucas 14,1.7-11
"El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido"
"El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido"
Un sábado, entró Jesús en casa de uno
de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando. Notando
que los convidados escogían los primeros puestos, les propuso esta parábola:
"Cuando te conviden a una boda, no te sientes en puesto principal, no sea
que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y vendrá el que os convidó
a ti y al otro y te dirá: "Cédele el puesto a éste." Entonces,
avergonzado, irás a ocupar el último puesto. Al revés, cuando te conviden, vete
a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te
diga: "Amigo, sube más arriba." Entonces quedarás muy bien ante todos
los comensales. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se
humilla será enaltecido."
Humidad viene de “humus” que se
relaciona con tierra, con piso
De modo que ser humilde tiene que ver
con situarse a esa altura del “humus”
En este momento le tenemos mucha
atención, y con razón, a todo lo que tenga que ver con el complejo
de inferioridad
La humildad no tiene que ver con ninguna
situación artificial. La humildad es la verdad. Es el
reconocerse igual a los demás y por eso no sentirse en el derecho de reclamar
privilegios
Cuando uno renuncia a los privilegios
y se coloca al nivel de los que han sido quizá privados de esos privilegios,
entonces se hace una significativa contribución a la igualdad
Porque a lo que se aspira con la
humildad es a la igualdad, pero como vivimos en un mundo injusto, ponerse a la
altura de los que sufren injusticia es también una manera de protestar
contra la injusticia
Todo lo contrario sucede cuando
reclamamos privilegios porque asì mantenemos la desigualdad y la
injusticia
Los cristianos no tenemos sino que
poner los ojos en nuestro Jesùs para encontrarnos con el primer exponente de la
humildad que “aun siendo Dios se hizo hombre y renunciò
voluntariamente al esplendor de la divinidad, tomando la condición
de servidor” Filipenses 2,6-11