- Domingo 19 Abril
- Evangelio: Lucas 24,35-48
" Pálpenme y dense cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como ven que yo tengo. "
En aquel tiempo, contaban los
discípulos lo que les había pasado por el camino y cómo habían reconocido a
Jesús al partir el pan. Estaban hablando de estas cosas, cuando se presenta
Jesús en medio de ellos y les dice: "Paz a ustedes." Llenos de miedo
por la sorpresa, creían ver un fantasma. Él les dijo: "¿Por qué se alarman?,
¿por qué surgen dudas en su interior? Miren mis manos y mis pies: soy yo en
persona. Pálpenme y dense cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos,
como ven que yo tengo." Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y
como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo:
"¿Tienen ahí algo de comer?" Ellos le ofrecieron un trozo de pez
asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo: "Esto es lo que les
decía mientras estaba con ustedes: que todo lo escrito en la ley de Moisés y en
los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse." Entonces les
abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y añadió: "Así
estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer
día, y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a
todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Ustedes son testigos de
esto."
El Evangelio de este
domingo insiste con fuerza en la realidad del Resucitado que se presenta en medio de los discípulos:
…” soy yo en persona, pálpenme y se darán cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos como miran que yo tengo”.
Lucas quiere mostrar lo que significa la Resurrección de Jesús. El Evangelio de Lucas está dirigido a los griegos y éstos podían imaginar que el Resucitado era un “fantasma”, que el alma se había separado del cuerpo, esa era su filosofía: los griegos creían en la inmortalidad, nosotros creemos en la Resurrección.
La Resurrección es algo más que la inmortalidad: El
Resucitado es la persona entera de Jesús. Podemos decir que el Evangelio marca de
forma muy acertada el contraste entre las dudas y los miedos de los discípulos y la
realidad de Jesús. Jesús no es un “fantasma” sino una dulce y misteriosa
presencia entre nosotros.
“Miren mis manos y mis pies”. Las “manos de Jesús” eran manos que curaban, que liberaban y que despertaban vida. El toque de sus manos era vitalizante. Las manos de Jesús eran capaces de acariciar a los niños y de expulsar demonios, eran manos dispuestas a lavar los pies, a vendar las heridas, a multiplicar los panes, a bendecir y a perdonar…
Nosotros tenemos sentimientos muy parecidos a los primeros discípulos de Jesús: miedo ante el misterio de la muerte y de la vida; dudas sobre si no nos estamos engañando, si no será Él un fantasma sino será todo una ilusión o una “neurosis colectiva”, como decía Freud.
Hoy ¿No tendríamos que escuchar de nuevo las preguntas del Resucitado como dirigidas a nosotros?:… El hombre y la mujer de hoy están también marcados por la duda, insatisfechos por una existencia vacía y fugaz y en búsqueda de la alegría y el amor verdadero. En el ámbito social vivimos acosados a través de los medios de comunicación por la cultura de lo efímero y de lo superficial.
¡Cuántas veces somos incapaces de reconocerle!
“Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras”. Jesús termina con una invitación a vivir los hechos a la luz de la Escritura. Utiliza el mejor argumento para un judío: las Escrituras, y aquellas mentes se iluminaron y sus corazones comenzaron a arder y comenzaron a comprender que la fuerza de Dios no es incompatible con la debilidad.
“Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras”. Jesús termina con una invitación a vivir los hechos a la luz de la Escritura. Utiliza el mejor argumento para un judío: las Escrituras, y aquellas mentes se iluminaron y sus corazones comenzaron a arder y comenzaron a comprender que la fuerza de Dios no es incompatible con la debilidad.
Que en este día podamos volvernos de corazón a Él para decirle: Señor, vence nuestros miedos y nuestras dudas para que descubriéndote presente en medio de nosotros, podamos ser, testigos creíbles y alegres de tu Resurrección, portadores de tu paz.
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