Martes
1 septiembre
Mateo
6,7-15
" Padre nuestro del cielo, santificado sea tu nombre "
" Padre nuestro del cielo, santificado sea tu nombre "
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus
discípulos: "Cuando recen, no usen muchas palabras, como los gentiles, que
se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No sean como ellos, pues el
Padre de ustedes sabe lo que les hace falta antes de que lo pidan. Ustedes
recen así: "Padre nuestro del cielo, santificado sea tu nombre, venga tu
reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy el pan
nuestro de cada día, perdónanos nuestras ofensas, pues nosotros hemos perdonado
a los que nos han ofendido, no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del
Maligno." Porque si perdonan a los demás sus culpas, también su Padre del
cielo los perdonará a ustedes. Pero si no perdonan a los demás, tampoco su
Padre les perdonará sus culpas."
Jesús revela en esta oración la verdad más consoladora: el Dios
en el que nosotros creemos es nada menos que nuestro Papá
Desde que Jesús pronuncia esta revelación se caen
todas las otras presentaciones de Dios con otras características
Ya no valen las presentaciones de un Dios como juez justiciero,
como personaje celoso de nuestras alabanzas, sacrificios y servicios. Es simplemente un papá y nosotros sus hijos
Y la oración continúa con un piropo que le hacemos a este papá complaciéndonos de que vive una beatitud que se
describe como “estar en el cielo”
“que estás en el cielo” no es un informe sobre un lugar sino una señal de nuestra
satisfacción por estar él disfrutando de una condición de gozo eterno
Igual perfil tiene la expresión “santificado
sea tu nombre”.
Es un halago, un segundo “piropo” que le hacemos a ese Padre que nos
apasiona
Y viene enseguida el deseo que no podía faltar en los
labios de Jesus:”Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo”.Es la
primera petición de Jesús porque Jesús sabe que no hay realidad más urgente
Pero Jesús no se queda en las
alturas. Inmediatamente baja a ocuparse de nuestras necesidades: nuestro pan.
Dánoslo cada día
Una vez más se nos revela ese Jesús tan intimamente cercano a nosotros como para saber que sin el pan no podemos
caminar y que aunque a Dios rogando y con el mazo dando, pero necesitamos
su ayuda
Y la petición del perdón con la contrapartida del perdón nuestro
a nuestros deudores. Un perdón del que no dudamos pero que
se afirma sobre el perdón incondicional que le ofrecemos a aquellos
que nos han hecho daño.
“Y no nos dejes caer en la tentación” No, Señor no nos dejes a la interperie,
porque somos débiles , porque no queremos fallarte, pero somos hechos de una
pasta frágil. No, Nos dejes caer en la tentación y líbranos
del mal