Miércoles 25 agosto

Mateo 23,27-32
" se parecen a los sepulcros encalados! Por fuera tienen buena apariencia, pero por dentro están llenos de huesos y podredumbre "

En aquel tiempo, habló Jesús diciendo: "¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que se parecen a los sepulcros encalados! Por fuera tienen buena apariencia, pero por dentro están llenos de huesos y podredumbre; lo mismo ustedes: por fuera parecen justos, pero por dentro están repletos de hipocresía y crímenes. ¡Ay de uatedes, escribas y fariseos hipócritas, que edificán sepulcros a los profetas y ornamentan los mausoleos de los justos, diciendo: "Si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres, no habríamos sido cómplices suyos en el asesinato de los profetas"! Con esto atestiguan en contra de ustedes, que son hijos de los que asesinaron a los profetas. ¡Colmen también ustedes la medida de sus padres!"

 

Ayer describimos lo que es el fariseísmo. Hoy Jesús vuelve con palabras aún más fuertes a rechazarlos

 

Así como ayer decíamos que el fariseísmo es casi la epidemia que contrae casi todo el que se adentra en una experiencia religiosa, también hoy tenemos que apropiarnos esa caracterización que hace Jesús

 

Existe un fariseísmo religioso y existe un fariseísmo humano que es el que expresamos cuando andamos por la vida fingiendo que somos casi perfectos y por dentro arrastramos miserias inconfesables

 

Lo contrario a la hipocresía farisaica es la humildad. La mejor manera de atraer el cariño infinito de nuestro Dios es asumiendo nuestra miseria y compadeciéndonos de la miseria ajena

 

Los representantes y autoridades de la institución católica tienen mucho que aprender de esta reprimenda que hace Jesús, pero nosotros no podemos sentirnos excluidos de esta queja de Jesús

 

Hagamos un examen  que nos sirva para identificar en nuestra vida tanto religiosa como sencillamente humana y veamos  lo que hay de fariseísmo. Nuestro reconocimiento humilde nos hará mucho bien a nosotros y le haremos mucho bien a los demás.