Viernes 27 Marzo
VIERNES DE CONCILIO
- Evangelio: Juan 10,31-42
"¿dicen ustedes que blasfema porque dice que es hijo de Dios?"
En aquel tiempo, los judíos
agarraron piedras para apedrear a Jesús. Él les replicó: "Les he hecho ver
muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por cuál de ellas me apedrean?"
Los judíos le contestaron: "No te apedreamos por una obra buena, sino por
una blasfemia: porque tú, siendo un hombre, te haces Dios." Jesús les
replicó: "¿No está escrito en la ley de ustedes: "Yo les digo:
Ustedes son dioses"? Si la Escritura llama dioses a aquellos a quienes
vino la palabra de Dios (y no puede fallar la Escritura), a quien el Padre
consagró y envió al mundo, ¿dicen ustedes que blasfema porque dice que es hijo
de Dios? Si no hago las obras de mi Padre, no me crean, pero si las hago,
aunque no me crean a mí, crean a las obras, para que comprendan y sepan que el
Padre está en mí, y yo en el Padre." Intentaron de nuevo detenerlo, pero
se les escabulló de las manos. Se marchó de nuevo al otro lado del Jordán, al
lugar donde antes había bautizado Juan, y se quedó allí. Muchos acudieron a él
y decían: "Juan no hizo ningún signo; pero todo lo que Juan dijo de éste
era verdad." Y muchos creyeron en él allí.
Jesús sigue en este episodio
declarando de la manera más fluída la conciencia que tiene de su condición divina
Él sabe a lo que se expone dado el
fanatismo de la gente que le escucha, pero él no puede ser incoherente con su verdad. No puede negarla.
Es profundamente inspirador escuchar a
Jesús diciendo :”el Padre
está en mí, y yo en el Padre."
A
estas alturas de nuestra fe no nos resulta excesivamente difícil afirmar: Jesús es Dios.
Pero un poco más fuerte resulta la
expresión: Dios es Jesús.
En
la primera expresión lo que hacemos es aplicarle a Jesús los atributos que le reconocemos a Dios. En la segunda expresión, de lo que se trata es de distanciarnos de nuestros preconceptos de Dios y recibir la revelación de que Dios
es ese hombre.
De
modo que Dios no es eso que nos hemos acostumbrado a pensar creyendo que estamos describiendo su realidad,
sino que Dios está contenido en la concreta y discreta realidad del Hombre
Jesús.
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