Lunes
30 Marzo
LUNES
SANTO
- Evangelio: Juan
12, 1-11
Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a
quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena: Marta
servía y Lázaro era uno de los que estaban con él en la mesa. María tomó una
libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se
los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume.
Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dice: ¿Por
qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios para dárselos a los
pobres? (Esto lo dijo no porque le importasen los pobres, sino porque era un
ladrón; y como tenía la bolsa llevaba lo que iban echando) Entonces Jesús dijo:
Déjala: lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los pobres los
tendrán con ustedes, pero a mi no siempre me tienen. Una muchedumbre de Judíos
se enteró de que estaba allí y fueron no sólo por Jesús, sino también para ver
a Lázaro, al que había resucitado de entre los muertos. Los sumos sacerdotes
decidieron matar también a Lázaro, porque muchos judíos, por su causa, se les
iban y creían en Jesús.
María, la hermana de Marta y de Lázaro es una
mujer a la que el amor de Jesús la ha tocado con mucha fuerza
El gesto de derramar a los pies de Jesús un frasco de
perfume fino y costoso le sale profundamente del corazón
Judas, no parece estar tan apasionado por Jesús y hace
un comentario incongruente con aquella atmósfera de amor
La respuesta de Jesús es profunda y densa:
“déjala…porque a los pobres los tendrán siempre con ustedes”. A ellos los
podrán servir siempre de mil
maneras
“Pero a mí, no
siempre me tienen”. Jesús era
consciente que ese tipo de presencia tan concreta y sensible tendría un tiempo de duración que terminaría con su muerte y
resurrección
“Lo tenía guardado para el momento de mi sepultura”.
Las palabras de Jesús ya preanuncian lo que está por suceder en pocos días
Meditemos todo este episodio desde el corazón del mismo Jesús que ya presiente los acontecimientos tan duros que le tocará sufrir.
¿Cuál es el perfume que quiero vaciar a los pies de Jesús ?
Tratemos de repetir dentro de nosotros los sentimientos de
María, los sentimientos de Jesús, de Lázaro, se Marta
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