Miércoles 4 Marzo
Evangelio: Mateo 20,17-28
" Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos."
" Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos."
En aquel tiempo, mientras iba subiendo Jesús a
Jerusalén, tomando aparte a los Doce, les dijo por el camino: "Mirad,
estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los
sumos sacerdotes y a los escribas, y lo condenarán a muerte y lo entregarán a
los gentiles, para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen; y al tercer
día resucitará." Entonces se le acercó la madre de los Zebedeos con sus
hijos y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó: "¿Qué deseas?"
Ella contestó: "Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino,
uno a tu derecha y el otro a tu izquierda." Pero Jesús replicó: "No
saben lo que piden. ¿Son ustedes capaces de beber el cáliz que yo he de
beber?" Contestaron: "Lo somos." Él les dijo: "Mi cáliz lo
beberán; pero el puesto a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí
concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre."
Los otros diez, que lo habían oído, se indignaron contra los dos hermanos. Pero
Jesús, reuniéndolos, les dijo: "Saben que los jefes de los pueblos los
tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre ustedes: el que quiera
ser grande entre ustedes, que sea su servidor, y el que quiera ser primero entre
ustedes, que sea su esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que
le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos."
“el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos
sacerdotes y a los escribas, y lo condenarán a muerte y lo entregarán a los
gentiles, para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen”. Jesús está
plenamente consciente de la forma como
va a terminar su vida.
“y al tercer día resucitará.".Pero está también absolutamente
consciente de que su muerte no será la última palabra. La última palabra será la resurrección.
"Ordena que estos dos hijos míos se
sienten en tu reino, uno a tu
derecha y el otro a tu izquierda." La petición de la madre de los Zebedeos
es un indicativo de la confusión que tenían
los mismos discípulos sobre la
naturaleza de la misión de Jesús
¿Son ustedes capaces de beber el cáliz que yo he de
beber?" Contestaron: "Lo somos." Él les dijo: "Mi cáliz lo beberán; pero el puesto a
mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo”. Jesús no les oculta la
cuota de tribulación que les tocará a ellos.
"Saben que los jefes de los pueblos los tiranizan
y que los grandes los oprimen. No será así entre
ustedes”. Jesús establece una diferencia radical entre
la forma como se desarrollan las relaciones entre los humanos y la novedad que
caracterizará la realidad que él está promoviendo.
“el que quiera ser grande entre ustedes, que sea su servidor, y el que quiera
ser primero entre ustedes, que sea su esclavo.”. Qué rápidamente olvidamos los seguidores de
Jesús esta caracterización que hace Jesús de sus seguidores.
Apenas nos fuimos alejando de la
existencia terrenal de Jesús, comenzamos otra vez a reproducir entre
nosotros las mismas relaciones de poder y dominación que funcionan en el mundo.
“Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que le
sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos." Y no
teníamos ni tenemos ninguna justificación para actuar de la manera que lo
hacemos porque Jesús nos precedió con su ejemplo.
El Concilio Vaticano II trató de llevar a
la Iglesia al modelo de “Pueblo de Dios”, superando las
jerarquizaciones rígidas y anticristianas que hemos fomentado. Pero la
propuesta se quedó en las puras palabras.
Tenemos la firme esperanza puesta en Dios de
que el Papa
Francisco va a hacer una significativa contribución para
que nuestra Iglesia recupere el rostro
que Jesús quiso darle
Acompañemos este propósito con la oración y con un modo de
actuar coherente.
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