Martes 3 Marzo
Evangelio: Mateo 23,1-12
" Todo lo que hacen es para que los vea la gente "
" Todo lo que hacen es para que los vea la gente "
En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus
discípulos, diciendo: "En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas
y los fariseos: hagan y cumplan lo que les digan; pero no hagan lo que ellos
hacen, porque ellos no hacen lo que dicen. Ellos lían fardos pesados e
insoportables y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están
dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea
la gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan
los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas;
que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame maestros.
Ustedes, en cambio, no se dejen llamar maestro, porque uno solo es su maestro,
y todos son hermanos. Y no llamen padre
de ustedes a nadie en la tierra, porque uno solo es su Padre, el del cielo. No
se dejen llamar consejeros, porque uno solo es su consejero, Cristo. El primero
entre ustedes será su servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se
humilla será enaltecido."
Jesús en esta ocasión enfrenta
contundentemente la hipocresía de los dirigentes
religiosos judíos. Llega a decir
claramente a la gente que no hagan lo que ellos hacen
Pero el resto de las recomendaciones que Jesús hace
en esta ocasión están más orientadas a prevenirnos contra un enemigo que es
causante de infinitas perturbaciones en nuestras vidas como es la esclavitud a nuestra imagen
Bastaría con un esfuerzo modesto de
introspección para que descubriéramos la infinidad de acciones que hacemos para proteger de la manera más apasionada,
nuestro yo, la percepción que queremos que la gente tenga de nosotros
El problema es que esa defensa con la
que intentamos blindarnos contra cualquier cosa que justifique una crítica o un
mínimo desconocimiento hacia nosotros, es algo que pertenece al patrimonio más común de la humanidad. Es lo absolutamente normal.
Craso error. Decimos que esto es un craso
error por las consecuencias que eso tiene
por la forma como superficializa tanto la
percepción que tenemos de nosotros mismos como la percepción que tienen los demás de
nosotros. Esa imagen que vendemos de nosotros está plagada de mentiras.
Pero lo erróneo de ese despilfarro de
energías que utilizamos en “construir y defender nuestra imagen”, conlleva la tragedia de reforzar hasta los niveles más insanos nuestro
egoísmo.
Si pudiéramos visualizar por un
instante cómo sacrificamos nuestra libertad en esa defensa de nuestra imagen y cómo en el fondo
todo eso nos hace
infelices, pediríamos a Dios la gracia de renunciar a ese “Yo” ilusorio que se enseñorea
tan tiránicamente dentro de nosotros
Cuando una persona es capaz de
desligarse, independizarse sinceramente y no solo “verbalmente” de la aprobación,
de la “admiración” , del “qué dirán”, esa persona comienza a disfrutar de la libertad.
Y lo más dramático de todo esto
es que esa “buena” imagen a la que servimos y ese “Yo” del que nos sentimos
protectores incondicionales, en
realidad no existen. Son creaciones ociosas de nuestra mente.
Los demás terminan finalmente
teniendo de nosotros la imagen a la que le permiten sus condicionamientos y nosotros, si tenemos suerte, alguna vez experimentaremos la
“providencial” frustración de encontrarnos con nuestro vacío.
Lo realmente maravilloso es que ese
vacío es vacío de nuestras vanidades, pero no es vacío real, porque , ya sea que lo
experimentemos, o que no lo experimentemos, estamos habitados por nuestro Dios, que es la única “propiedad” que debemos proteger con todas las
fuerzas de nuestra vida
¿ Si Dios es mi verdadera consistencia, qué puede preocuparme el que para
los otros yo sea insignificante o cargado de los
peores defectos, o que no despierte la más mínima envidia de nadie ?
La lección a aprender
de toda esta reflexión avanza en la dirección
de descubrir nuestra
interioridad. Allí sí que hay material a resguardar. Por una
razón muy sencilla: Nuestra
interioridad no es otra que Dios mismo.“En él existimos nos movemos y somos”, nos
dice S.Pablo. “Solo Dios basta”, nos recuerda Sta. Teresa.
De manera que, ánimo, a profundizar el
camino hacia nuestra interioridad que es la realidad del Ser, de Dios, y que será lo que sí nos acompañará por
toda la eternidad.
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