jueves, 5 de marzo de 2015



Viernes 6 marzo
  • Evangelio: Mateo 21,33-43.45-46
    "Éste es el heredero: vengan, lo mataremos"
En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: "Escuchen otra parábola: Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores y se marchó de viaje. Llegado el tiempo de la vendimia, envió sus criados a los labradores, para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon. Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último les mandó a su hijo, diciéndose: "Tendrán respeto a mi hijo." Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron: "Éste es el heredero: vengan, lo matamos y nos quedamos con su herencia." Y, agarrándolo, lo empujaron fuera de la viña y lo mataron. Y ahora, cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?" Le contestaron: "Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores, que le entreguen los frutos a sus tiempos." Y Jesús les dice: "¿No han leído nunca en la Escritura: "La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente"? Por eso les digo que se les quitará a ustedes el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos." Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas, comprendieron que hablaba de ellos. Y, aunque buscaban echarle mano, temieron a la gente, que lo tenía por profeta.
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Jesús en esta parábola hace la descripción alegórica de la forma como en realidad se dieron los acontecimientos referidos a su misión.
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Su misión fue antecedida desde tiempos muy tempranos por enviados que intentaron purificar esas expectativas del pueblo sobre una futura irrupción del Señor en la historia
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La suerte que esos enviados, profetas,  sufrieron, fue prácticamente una copia fiel del comportamiento de los siervos de la parábola
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La alegoría llega a su culmen con el envío del hijo del propietario que , evidentemente, representa al envío del mismo Jesús por parte de Dios
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La suerte del Hijo es la misma que la suerte del  hijo del propietario en la parábola
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Dada la condición emblemática que tienen todas las actuaciones de Jesús, que se van reproduciendo a lo largo de la historia con otros personajes, tenemos que mantenernos alertas para descubrir en cada momento a los enviados del Señor
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El Señor no abandona a su pueblo y sigue enviándonos voces que conducen por el  verdadero seguimiento de Jesús, cuya memoria ha sido tantas y tantas veces tergiversada
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Un criterio para identificar la idoneidad del  enviado del Señor es la forma como ese enviado se decanta a favor de los pobres, pecadores, rechazados por el estatus a ejemplo del mismo Jesús.
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Que Él mismo se encargue de hacérsenos visible en sus profetas.   
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