Domingo 8 Noviembre
Marcos 12, 38-44
"Esa pobre viuda ha echado más que nadie."
"Esa pobre viuda ha echado más que nadie."
En aquel tiempo, entre lo que enseñaba Jesús a la gente, dijo:
"¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que
les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las
sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las
viudas, con pretexto de largos rezos. Éstos recibirán una sentencia más
rigurosa." Estando Jesús sentado enfrente del arca de las ofrendas, observaba
a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó
una viuda pobre y echó dos reales. Llamando a los discípulos, les dijo:
"Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más
que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa
necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir."
Hermosa la
reflexión de Jesùs. Jesùs siempre atento a lo más profundo
de las realidades que nos rodean
El Señor se
siente conmovido por el gesto de esta hija de Dios que hace su ofrenda con el
dinero que tenía para vivir
El Señor no
pide cantidades sino calidades. Quizàs la vida no nos ha puesto en la ocasión de
dar cantidades de nuestra vida a base de heroismos, pero desde lo que somos
podemos ofrecerle al Señor lo màs
profundo e ìntimo
Eso, que objetivamente puede parecer
pequeño, si sale desde nuestro corazón sin reservas y con deseos de ofrecernos
absolutamente a él, resulta enorme a sus ojos
Lo importante es que nunca nos conformemos con darle al Señor de
lo que nos sobra sino de lo que nos cuesta
desprendernos
Dice un autor, hablando desde el
sicoanàlisis, que la conversión es una transformación
libidinal que consiste en que
cambiamos el objeto de
nuestro deseo desde lo que nos tiene hoy amarrados hacia el mismo Dios que se
convierte asi en el objeto de nuestro deseo
Esto a lo mejor lo hacemos o
intentamos hacerlo sin mayores aspavientos, quizá en una humilde oración pero sacándolo
de lo profundo de nuestro corazòn
Aparentemente es un gesto pequeño,
pero es lo màximo que podemos hacer
en nuestra relación
con Dios. Eso es pura afectividad.Esa es la moneda de la anciana
porque eso es dar lo que nos cuesta la misma vida
Dispongámonos a hacer esa conversión
de nuestra libido: hacer esa antrega de nuestra moneda más
valiosa
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