Martes 17
Febrero
Evangelio: Marcos 8,14-21
"Tengan cuidado con la levadura de los fariseos y con la de Herodes"
"Tengan cuidado con la levadura de los fariseos y con la de Herodes"
En aquel tiempo, a los discípulos se les olvidó llevar
pan, y no tenían más que un pan en la barca. Jesús les recomendó: "Tengan
cuidado con la levadura de los fariseos y con la de Herodes." Ellos
comentaban: "Lo dice porque no tenemos pan." Dándose cuenta, les dijo
Jesús: "¿Por qué comentan que no tienen pan? ¿No acaban de entender? ¿Tan
torpes son ustedes? ¿Para qué les sirven los ojos si no ven, y los oídos si no
oyen? A ver, ¿cuántos cestos de sobras recogieron cuando repartí cinco panes
entre cinco mil? ¿Se acuerdan?" Ellos contestaron: "Doce."
"¿Y cuántas canastas de sobras recogieron cuando repartí siete entre
cuatro mil?" Le respondieron: "Siete." Él les dijo: "¿Y no
acaban de entender?"
Todas las palabras de Jesús expresan la forma como le extrañan las incertidumbres de sus
discípulos aún después de haber presenciado hechos tan admirables como la multiplicación de los panes
“¿Para qué les sirven los ojos si no ven, y los oídos si no oyen?” .
Nosotros, en nuestra relación con nuestro Dios,
cuántas veces tenemos ojos y no vemos, oídos y no oímos.
Cuando nos hacemos miopes y solo vemos lo inmediato, lo cercano y no
contemplamos todo como la gran e inmensa realidad de Dios en la que nosotros
estamos envueltos siendo parte
de ella.
Cuando insistimos en escuchar sólo las voces cercanas llenas de dudas y de indiferencia
y nos hacemos sordos a los grandes gritos con los que
nuestro Dios nos habla desde esa humanidad que necesita más testigos del amor de Dios
Entonces “somos torpes”. No es fácil dejar de serlo. Hace falta muchos momentos
de escucha atenta y de una
mirada abierta a la sorpresa para poder
“ver” y “oír” esa presencia vibrante pero discreta de nuestro Dios en el que “existimos, nos movemos y somos”
Por eso es Jesús el que una vez lleno de
entusiasmo dijo: “Te doy gracias, Señor , porque has ocultado estas
cosas a los sabios de la tierra y se las has revelado a los pequeños
y humildes”
Esto también podemos relacionarlo con aquello
de que: “Si no se
hacen ustedes como niños , no entrarán en el Reino de los Cielos”
Luego el Señor les
advierte tajantemente: “Tengan cuidado con la levadura
de los fariseos y con la de Herodes". La levadura se asocia a su función
que es hacer crecer
la masa.
Jesús les
advierte para que no caigan en los engaños en los que caen los que se dejan
“inflar” ficticiamente por esa levadura de los enemigos declarados o inconscientes de la propuesta de Jesús.
También nosotros
somos tentados por la grandeza artificial
de la levadura con la que las fuerzas del mundo intentan deslumbrarnos y hacer palidecer
la levadura del Reino. Ese Reino que tiene la mínima
apariencia de un “grano de mostaza”.
Líbranos, Señor, de
dejarnos encandilar
por las fugaces realidades de las “seguridades”
mundanas. Conviértenos al amor sencillo y
radical a
Ti y a tus creaturas todas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario