Martes 24 Febrero
Evangelio: Mateo 6,7-15
"Ustedes recen así"
"Ustedes recen así"
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
"Cuando recen, no usen muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan
que por hablar mucho les harán caso. No sean como ellos, pues el Padre de
ustedes sabe lo que les hace falta antes de que lo pidan. Ustedes recen así: "Padre nuestro del cielo,
santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como
en el cielo, danos hoy el pan nuestro de cada día, perdónanos nuestras ofensas,
pues nosotros hemos perdonado a los que nos han ofendido, no nos dejes caer en
la tentación, sino líbranos del Maligno." Porque si perdonan a los demás
sus culpas, también el Padre del cielo
los perdonará a ustedes. Pero si no perdonan a los demás, tampoco su Padre
perdonará sus culpas."
Los invito a orar el Padre Nuestro:
a gustar cada palabra, cada frase
"Padre”.Algunas versiones utilizan la palabra “Papaito”
como equivalente a la palabra aramea “Abba”. Vamos a
intentar sentir
en lo más profundo de nuestra intimidad esa experiencia de ser arropado por un
Papá
Ese mismo
Dios que en algunas veces nos hace sentirlo como lo que es: misterio
insondable, infinito, omnipotente, omnipresente, origen y fin de todo lo que
existe, inabarcable, inimaginable…Ese Dios me invita a entenderlo, a tratarlo, a sentirlo como Papá
“nuestro” . Ahora se trata de imaginarnos frente a toda la humanidad, la más cercana
y la más lejana en espacio y tiempo: Todas las razas, todas las condiciones:
Todos son mis hermanos. Tratar de experimentar mi pertenencia a esa totalidad de la humanidad.
“del
cielo” Es una frase que
expresa la alegría que uno siente por la condición gozosa, de felicidad infinita
con la que Dios existe. Sentir esa satisfacción
del hecho que nuestro Dios goza de esa condición
“santificado
sea tu nombre”. Nos
atrevemos a pronunciar una bienaventuranza a nuestro Dios, una alabanza que nos
sale del corazón.
“Venga tu reino”. Que se termine de instalar en toda la realidad
existente su soberanía. Que no se nos ocurra jamás amenazar esa dependencia nuestra
a Ël. Que no permitamos jamás que ninguna otra realidad rivalice con esta soberanía ni en nosotros ni en
ninguna realidad del universo.
“Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo”. Disfrutar de esa revelación que nos viene por Jesús
según la cual su voluntad, su gusto, no es otro que el hacernos verdaderamente felices. Agradecer esta suerte
que nos toca como hijos de El que somos.
“Danos
hoy nuestro pan de cada día”. Estamos
hambrientos de todo lo que puede asegurar nuestra vida plena: También
del pan diario. Lo esperamos de tus manos
“Perdona
nuestras ofensas”. “En
pecado me concibió mi madre”. “Si te fueras a cobrar nuestros pecados, ¿ quién
subsistiría ?” Tu perdón llega antes que nuestro arrepentimiento. “Señor rico
en misericordia”.
“Como nosotros perdonamos a los que nos ofenden”. Nuestra esperanza de ser perdonados por nuestro Dios, se corresponde lógicamente
con una decisión incondicional de perdonar a los que han “pecado” contra nosotros. Este es un momento oportuno para
pasar revista a esas listas conscientes o inconscientes de aquellos a los que
no hemos perdonado aún.
“Y no nos dejes caer en tentación”. Una humilde confesión de nuestra vulnerabilidad, de nuestra debilidad,
de nuestra capacidad de incurrir en una y mil infidelidades.
“Sino líbranos
del mal”. Eres Tú, Señor, el único
que puedes garantizar que seremos defendidos del mal. Basta que nos confiemos
en tus manos,
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