Viernes 16
Lucas 12,1-7
" Hasta los pelos de vuestra cabeza están contados. Por lo tanto, no tengáis miedo "
" Hasta los pelos de vuestra cabeza están contados. Por lo tanto, no tengáis miedo "
En aquel tiempo, miles y miles de
personas se agolpaban hasta pisarse unos a otros. Jesús empezó a hablar,
dirigiéndose primero a sus discípulos: "Cuidado con la levadura de los
fariseos, o sea, con su hipocresía. Nada hay cubierto que no llegue a
descubrirse, nada hay escondido que no llegue a saberse. Por eso, lo que digáis
de noche se repetirá a pleno día, y lo que digáis al oído en el sótano se
pregonará desde la azotea. A vosotros os digo, amigos míos: no tengáis miedo a
los que matan el cuerpo, pero no pueden hacer más. Os voy a decir a quién
tenéis que temer: temed al que tiene poder para matar y después echar al
infierno. A éste tenéis que temer, os lo digo yo. ¿No se venden cinco gorriones
por dos cuartos? Pues ni de uno solo se olvida Dios. Hasta los pelos de vuestra
cabeza están contados. Por lo tanto, no tengáis miedo: no hay comparación entre
vosotros y los gorriones."
Esta es una de las revelaciones màs consoladoras de nuestro Dios
Cuàntas preocupaciones, cuàntos miedos, cuàntas angustias no
nos ahorraríamos si esta realidad estuviera clavada en nuestro corazón y en nuestra mente…!
Teòricamente lo decimos y lo repetimos sobre todo a
los otros, pero no es una convicción que innunde nuestras propias entrañas
De lo que se trata con esta revelación es de hacer todo lo que està de
nuestra parte
para que las cosas se den, pero luego poner a funcionar una ondanada de
confianza que pone toda la seguridad en el Señor
El Señor es absolutamente providente. No existen “casualidades”.
Solo existen “providencialidades”
En nuestra historia mundial y personal pasan muchas màs cosas buenas que las tantas malas que podrìan pasar.
No estamos “echados a nuestra suerte”
Dios vela para que pasen las cosas buenas. Las cosas malas que suceden son, o
porque Dios sabe que de eso vendrà un efecto positivo o porque lo contrario alterarìa muy violentamente las leyes de la
naturaleza quizá sin causa justificada
Dèmosle al Señor la satisfacción de vernos confiados en sus “providencialidades” que superabundan en nuestras historias sociales y
personales
Què bello es saber que una vez que hemos puesto lo que nos
toca poner a nosotros, nos atrevemos a
decir y a sentir confiadamente:”En tus manos providentes y amorosas pongo todo lo demás, porque no se cae
uno solo de mis cabellos sin tu voluntad”
Adios a las casualidades, bienvenidas las providencialidades
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