Lunes 5 Octubre
Lucas 10,25-37
"¿Quién es mi prójimo?"
En aquel tiempo, se presentó un maestro de la Ley y le preguntó a Jesús
para ponerlo a prueba: "Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida
eterna?" Él le dijo: "¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en
ella?" Él contestó: "Amarás al Señor, tu, Dios con todo tu corazón y
con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a
ti mismo." Él le dijo: "Bien dicho. Haz esto y tendrás la vida."
Pero el maestro de la Ley queriendo justificarse, preguntó a Jesús: "¿Y
quién es mi prójimo?" Jesús le dijo: "Un hombre bajaba de Jerusalén a
Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos
y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por
aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un
levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo. Pero un
samaritano que iba de viaje, llegó a donde estaba él y, al verlo, le dio
lástima, se le acercó, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y,
montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó en una posada y lo cuidó. Al día
siguiente, sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo: "Cuida de
él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta." ¿Cuál de estos
tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los
bandidos?" Él contestó: "El que practicó la misericordia con
él." Díjole Jesús: "Anda, haz tu lo mismo."
Una de las piezas
màs bellas del Evangelio.Cuando quremos saber còmo es el amor que Dios nos
tiene recurrimos a la Paràbola del Hijo Pròdigo, pero cuando
queremos saber còmo es el amor que debemos tener con los demás recurrimos a esta parábola
Cada personaje està pensado, cada palabra
està pensada para que no se escape nada
El sacerdote, el levita, sus excusas, el samaritano, su
condición, están pensados por Jesús.
Las actitudes farisaicas de la indiferencia
por el dolor del prójimo justificadas por una diligencia con la religion
están personificadas en el sacerdote y el levita. Primero està la misericordia.
Lo sorpresivo para ellos de la reaciòn amorosa
del samaritano, que estaba satanizado
por los judíos, es una llamada a renunciar toda satanización y prejuicios
La acción misericordiosa del samaritano està expresada en
verbos: lo vio, se acercò, lo sanò, lo montò
sobre su cabalgadura, lo llevò a la pensión, lo confiò al
posadero, pago por las atenciones, prometió pasar al dìa
siguiente
O sea, la misericordia no se agota hasta que no regresa
a la vìctima a la situaciòn en la que estaba antes
de padecer
Realmente Jesùs, estamos tentados a decir ,que cae en la
exageración. Pero esa es la norma, esa es la regla: la misericordia termina cuando se devuelve
a la vìctima a la situación en la que estaba antes de haber padecido. Cualquier cosa no
es misericordia. Hay que involucrarse
Què pequeñísimas quedan nuestras “obras de caridad” que
muchas veces lo que buscan es “calmar nuestras conciencias” independientemente de la situación de la vìctima
La situación de la víctima altera
absolutamete
la hoja de ruta del
samaritano. Se aleja por completo de lo que traìa como actividad, para concentrarse
en la necesidad del agraviado. El agraviado se hace absoluto para mì, mientras
yo sea necesario
De nuevo no tenemos màs remedio que compararnos con esa
actitud del samaritano. Para nosotros nuestras obligaciones y planes son una perfecta excusa
para no involucrarnos
en la situación del agraviado
Para practicar la
misericordia como lo hace el samaritano tendrìamos que estar en una situación
de absoluta carencia de ninguna tarea que rivalizara con la necesidad de la vìctima y aun asi es posible que inventáramos
alguna excusa
Pero ahì esta la palabra sencilla y contundente
de Jesùs:”Anda, haz tù lo mismo”.
Meditar mucho y pedir
más.
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