MIERCOLES 8 JULIO
EL PAPA FRANCISCO ESTÀ EN LATINOAMERICA
MEDITACIÒN SOBRE LA HOMILIA
EN GUAYAQUIL
El pasaje del Evangelio que acabamos de
escuchar es el primer
signo portentoso que
se
realiza en la narración del Evangelio de Juan. La
preocupación de María, convertida en súplica a
Jesús: «No tienen vino»…
…Está bien que sea así, porque eso nos
permite
ver el afán
de Jesús por enseñar,
acompañar,
sanar y alegrar
desde ese clamor de su madre:
«No tienen vino»…
…Las bodas de Caná se repiten con cada
generación, con cada familia,
con cada uno de
nosotros y nuestros intentos por hacer que
nuestro corazón logre asentarse en amores
duraderos, fecundos y alegres.
Demos un lugar
a María, «la madre» como lo dice el
evangelista. Hagamos con ella ahora el
itinerario de Caná...
…María está atenta en esas
bodas ya comenzadas, es solícita a las necesidades de los
novios...
…El vino es signo de alegría,
de amor, de
abundancia.
Cuántos de nuestros
adolescentes y jóvenes
perciben que en sus casas hace rato que ya no lo
hay. Cuánta mujer sola y entristecida se
pregunta cuándo el
amor se fue, cuándo el
amor se escurrió de su vida. Cuántos ancianos se
sienten dejados fuera de la fiesta de sus
familias, arrinconados y
ya sin beber del amor
cotidiano de sus hijos, de sus nietos, de sus
bisnietos. También la carencia de vino puede
ser el efecto de la falta de trabajo,
enfermedades, situaciones problemáticas
que
nuestras familias en todo el mundo atraviesan…
…Pero María en ese momento que se percata
que
falta el vino acude con confianza a Jesús,
esto significa que María reza, va a Jesús, reza.
…nos enseña a dejar nuestras familias en
manos de Dios; rezar,
encendiendo la
esperanza
que nos indica que nuestras preocupaciones
son también
preocupaciones de Dios...
…Rezar siempre nos saca del perímetro de nuestros desvelos, nos hace trascender lo
que nos duele, nos agita o nos falta a nosotros mismos y ponernos en la piel de
los otros, en sus zapatos. La familia es una escuela
donde la oración también nos recuerda que hay un nosotros,
que hay un prójimo
cercano,
patente: vive bajo
el mismo techo,
comparte la vida y está necesitado...
Y finalmente María actúa. Las palabras «Hagan
lo que
Él les diga» (v. 5), dirigidas a los que
servían, son una invitación también a
nosotros,
a ponernos a disposición de Jesús, que vino a
servir y no a ser servido. El servicio es el
criterio del verdadero
amor. El que ama sirve, se
pone al servicio de los
demás. Y esto se
aprende especialmente en la familia, donde nos
hacemos servidores por amor los unos de los
otros. En el seno de la familia,
nadie es
descartado; todos valen lo mismo…
…La familia es el hospital más cercano, cuando
uno está enfermo lo cuidan ahí para que se
cure. La
primera escuela de los niños, el grupo de
referencia imprescindible para los jóvenes, el
mejor asilo para los ancianos…
…La familia constituye la gran «riqueza social»,
que otras instituciones no
pueden sustituir, que
debe ser ayudada y potenciada, para no
perder
nunca el justo sentido de los servicios que la
sociedad presta a los
ciudadanos. En efecto,
estos servicios que la sociedad presta a los
ciudadanos,
no son una forma de limosna, sino
una verdadera «deuda social» respecto a la
institución familiar, que es la base y que tanto
aporta al bien común de todos…
…La
familia también forma una pequeña Iglesia, la llamamos «Iglesia doméstica» que, junto con la vida, encauza la ternura y la
misericordia divina. En la familia la fe
se mezcla con la leche materna: experimentando el amor de los padres se
siente más cercano el amor de
Dios…
…Hay un detalle que nos tiene que hacer
pensar,
el vino nuevo, ese vino tan bueno que dice el
mayordomo en las bodas de
Caná nace de las
tinajas de purificación, es decir, del
lugar
donde
todos habían dejado su pecado, nace de los
peorcito, «donde abundó el pecado,
sobreabundó la gracia» (Rm 5,20). En la
familia
de cada uno de nosotros y en la
familia común
que formamos todos, nada se descarta, nada es
inútil…Les invito a
intensificar su oración por
esta intención, para que aun aquello que nos
parezca impuro, como el agua de las tinajas,
nos escandalice o espante, Dios
–haciéndolo p
asar por su «hora»– lo pueda transformar en
milagro. La familia hoy necesita de
este milagro…
…Pero hay un detalle, no
es menor el dato final:
gustaron el mejor de los vinos. Y esa es
la
buena noticia: el mejor de los vinos está por
ser
tomado, lo
más lindo, profundo y bello para la
familia está por venir. Está por venir el tiempo
donde gustamos el amor cotidiano, donde
nuestros hijos redescubren el espacio que
compartimos, y los mayores están
presentes en
el gozo de cada día. El mejor de los vinos está
en esperanza, por venir para cada persona
que
se arriesga al amor. Y
en la familia hay que
arriesgarse al amor, hay que arriesgarse a
amar. Y
el mejor de los vinos está por venir
aunque todas las
variables y estadísticas digan
lo contrario; el mejor vino está por venir en
aquellos que hoy ven derrumbarse todo.
Murmúrenlo hasta creérselo: el mejor vino está
por venir, murmúrenselo cada uno en
su
corazón. Y susúrrenselo a los desesperados o
desamorados. Tened
paciencia, tened
esperanza. Haced como María, rezar, actuar,
abrir el corazón porque el mejor de los vinos va
a venir…
…Como María nos invita, hagamos «lo que él nos diga» y
agradezcamos que en este nuestro tiempo y nuestra hora, el vino nuevo, el
mejor, nos haga recuperar el gozo de ser familia., el gozo de vivir en
familia.
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