Jueves 30 julio
"Yo soy el camino, y la verdad, y la
vida"
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Que no tiemble su
corazón; crean en Dios y crean también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas
estancias; si no fuera así, ¿les habría dicho que voy a prepararles sitio?
Cuando vaya y les prepare sitio, volveré y los llevaré conmigo, para que donde
estoy yo, estéis también ustedes. Y adonde yo voy, ya saben el camino."
Tomás le dice: "Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el
camino?" Jesús le responde: "Yo soy el camino, y la verdad, y la
vida. Nadie va al Padre, sino por mí."
Tres categorías fundamentales del discernimiento
humano y religioso que Jesús se apropia
El CAMINO hace alusión a ese situarse
en una dirección determinada en la vida. Se
trata de optar por una dirección y desechar otras posibles vías. La dirección en la que nos sitúa
Jesús es la del Amor incondicional sin
reservas a Dios y al prójimo especialmente
al más necesitado. Los estilos de vida en
los que esa dirección no es central están infectados de falsedad.
Esta opción por una dirección
determinada se da en el día a día, en la
cotidianidad en la que se van priorizando
actitudes como el servicio, la compasión, el perdón, el compromiso con los desechados por la sociedad y esto por encima del egoísmo, del egocentrismo, de la
indiferencia.
La VERDAD hace alusión al sentido de la vida por el
que optamos. Este sentido de la vida se nos va descubriendo a medida que vamos
clarificándonos con respecto a otras realidades que muchas veces hemos
entronizado como absolutas cuando eran relativas.
Jesús como VERDAD nos invita a que desarticulemos otras
“verdades” que hemos entronizado
en nuestras vidas como son el
materialismo, el vano honor, el consumismo, la indiferencia con las penurias de
la humanidad. Esas falsas verdades nos mantienen divididos y en desasosiego
Esas verdades relativas a las
que entregamos nuestras existencias nos hacen perder tiempos y espacios muy
significativos de nuestra vida con su cuota natural
de infelicidad
y de carencia de sentido de la que nos quejamos en lo profundo de
nuestra alma
Jesús VIDA es el culmen de su
revelación. Hace alusión al alimento que nos proporciona Jesús. Solo en
él encontramos esa vida verdadera que tiene contenido. Solo en él hay
entusiasmo para andar. Sólo unidos a él nos llega la savia que alimenta
Ese Jesús como camino, verdad y vida se nos descubre de una forma discreta. Jesús no nos apabulla con sus
revelaciones. Ese encuentro con Jesús se da en el contexto de una humilde entrega que se abre a lo que él
quiera de nosotros.
Las parábolas del Reino son una clara muestra del estilo de revelación de
Jesús. La gran revelación de Jesús viene envuelta en lo pequeño, lo insignificante: El reino de Dios se parece a una semilla de mostaza, a una pequeña moneda perdida, a un tesoro
escondido en un terreno: la dirección,
el sentido, el alimento esencial hay que descubrirlos en realidades
aparentemente insignificantes , pero que orientan hacia una dirección
definitiva
Por eso lo más lejano a una conversión del corazón es la soberbia del que se cree
que ya llegó a la dirección inequívoca y clara, al sentido más profundo
de las cosas, al alimento que sacia definitivamente. O sea, lo que más
aleja a un ser humano de una conversión verdadera es el creerse ya en la meta ,
del que cree que ya no tiene nada que descubrir en esta vida.
Pidámosle humildemente al Señor la
apertura sincera que nos permita descubrirlo en sus
manifestaciones discretas de las Parábolas del Reino donde
se nos muestra como camino,verdad y vida.
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