Jueves 23 julio
Mateo 13,10-17
¡Dichosos los ojos de ustedes, porque ven, y los oídos de ustedes, porque oyen! Les aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que ven ustedes y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron."
¡Dichosos los ojos de ustedes, porque ven, y los oídos de ustedes, porque oyen! Les aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que ven ustedes y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron."
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los discípulos y le preguntaron:
"¿Por qué les hablas en parábolas?" Él les contestó: "A ustedes
se les ha concedido conocer los secretos del reino de los cielos y a ellos no.
Porque al que tiene se le dará y tendrá de sobra, y al que no tiene se le
quitará hasta lo que tiene. Por eso les hablo en parábolas, porque miran sin
ver y escuchan sin oír ni entender. Así se cumplirá en ellos la profecía de
Isaías: "Oirán con los oídos sin entender; mirarán con los ojos sin ver; porque
está embotado el corazón de este pueblo, son duros de oído, han cerrado los
ojos; para no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni entender con el
corazón, ni convertirse para que yo los cure."
¡Dichosos los ojos de ustedes, porque ven, y los oídos de ustedes,
porque oyen! Les aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que ven
ustedes y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron."
El
párrafo recoge un verdadero desahogo de Jesús frente a la cerrazón que muestran los fanáticos de
aquella religión judía
Jesús
les ha mostrado su coherencia con muchas de las las expectativas de esa
misma religión con respecto al mesías. Les ha hablado con una autoridad que a ellos mismos les ha sorprendido. Les ha hecho prodigios extraordinarios. Se les ha mostrado abierto y cercano, y
sin embargo ellos, refugiados en prejuicios, se muestran absolutamente cerrados.
Cuando
Jesús les dice que al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene, está
haciendo referencia a una ley
de la vida según la cual el tener mucho tiende al tener
más y el tener poco llama a tener menos. Abundancia tiende hacia la abundancia
y miseria llama a más miseria. En el terreno espiritual esto se cumple. Cuando
cultivamos la relación con Dios, nos provoca
profundizar más en esa relación. En cambio cuando nuestra relación es escaza,
esa escasez provoca un desgano y una retirada de la poca relación que existía.
Lo
mismo podemos decir sobre aquello de “mirar sin ver” y “escuchar sin oir”. La intensidad del deseo de contactar con Dios nos facilita el oir y el ver, pero
la indiferencia y
resistencia a
las cosas de Dios nos impiden ese oir y ver. Eso podemos constatarlo en
momentos diferentes de nuestra propia vida.
Pero
hay una afirmación de Jesús en la que podemos cobijarnos. Es cuando pronuncia
la bienaventuranza de los que ven lo que los mismos profetas no pudieron ver. Y
allí nos quedamos con la pregunta que puede ser motivo para nuestra meditación personal de hoy :¿Estamos nosotros en ese
grupo de bienaventurados ?
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