Lunes 14 Diciembre
(Un poco adelantado,
pero el Lunes no voy a tener tiempo temprano)
Mateo 21,23-27
"El bautismo de
Juan ¿de dónde venía?"
En aquel tiempo, Jesús llegó al templo
y, mientras enseñaba, se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo
para preguntarle: "¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado
semejante autoridad?" Jesús les replicó: "Os voy a hacer yo también
una pregunta; si me la contestáis, os diré yo también con qué autoridad hago
esto. El bautismo de Juan ¿de dónde venia, del cielo o de los hombres?"
Ellos se pusieron a deliberar: "Si decimos "del cielo", nos
dirá: "¿Por qué no le habéis creído?" Si le decimos "de los
hombres", tememos a la gente; porque todos tienen a Juan por
profeta." Y respondieron a Jesús: "No sabemos." Él, por su
parte, les dijo: "Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago
esto."
Qué simpático
es ver a Jesús defendiéndose como lo haríamos nosotros en alguna pelea
cualquiera
Pero más admirable es el empecinamiento
de los sacerdotes y ancianos para negar la autoridad de Jesús siendo así que
Juan el Bautista ha convalidado la autoridad de Jesús
Algunas actuaciones nuestras
se parecen a estas en lo que respecta a estos empecinamientos
Las autoridades de la espiritualidad
nos repiten con insistencia que el seguimiento de Jesús es incompatible
con cualquier apego a cosas materiales
o incluso espirituales que cultivemos, y sin embargo nos empeñamos en
permitirnos ese tipo de apego
Aprovechemos esta ocasión para preguntarnos
si estamos apegados desproporcionadamente a algo
en cualquier ámbito de nuestra vida: relaciones humanas,
ideas políticas,
bienes materiales,
cualquier ámbito
El síntoma
insustituible para saber si
tenemos o no un apego, es exponernos a que esa situación o cosa pueda
desaparecer o cambiar, y eso nos produzca dolor
Si produce dolor la mera posibilidad
de perder esa realidad, es porque hemos cultivado hacia esa realidad una
vinculación que supera el afecto normal
que lícitamente podemos cultivar hacia algo
No se trata de no
tener afectos. De lo que se trata es de no absolutizarlos.
De ponerlos al servicio
de otros ideales mayores que esas realidades. Si nuestra vinculación es sana,
no sufriremos demasiado por la relativización a la que sometamos a la realidad
en cuestión
Hagamos la prueba y tratemos de poner
las cosas en su lugar
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