Jueves 17 Diciembre

 

Lucas 5,33-39
" Nadie recorta una pieza de un manto nuevo para ponérsela a un manto viejo "

En aquel tiempo, dijeron a Jesús los fariseos y los escribas: "Los discípulos de Juan ayunan a menudo y oran, y los de los fariseos también; en cambio, los tuyos, a comer y a beber." Jesús les contestó: "¿Queréis que ayunen los amigos del novio mientras el novio está con ellos? Llegará el día en que se lo lleven, y entonces ayunarán." Y añadió esta parábola: "Nadie recorta una pieza de un manto nuevo para ponérsela a un manto viejo; porque se estropea el nuevo, y la pieza no le pega al viejo. Nadie echa vino nuevo en odres viejos; porque el vino nuevo revienta los odres, se derrama, y los odres se estropean. A vino nuevo, odres nuevos. Nadie que cate vino añejo quiere del nuevo, pues dirá: "Está bueno el añejo.

Jesús nos pone atentos a las negociaciones que algunas veces intentamos hacer con él. Algunas veces intentamos asumir su palabra pero sin dejar otros discursos que nos vinculan  a realidades extrañas a su palabra

 

En ese momento tratamos de poner la palabra nueva de Jesús como remiendo a nuestros planteamientos antiguos

 

Un ejemplo podría ser cuando somos invitados a un tipo de entrega a los demás más generosa y compasiva y nosotros aceptamos esa invitación, pero la combinamos a un tipo de entrega más limitado como lo hemos hecho siempre

 

Las llamadas del Señor siempre son para avanzar, par ir màs lejos, pero si nos empeñamos en repetir nuestros esquemas no avanzamos y se rompen nuestros odres y se nos derrama el vino. Son tantos los ejemplos

 

En nuestra liturgia suceden cosas parecidas: no nos atrevemos a hacer cambios más significativos, entonces los pequeños cambios se convierten en cambios cosméticos porque mantenemos los viejos esquemas de nuestras celebraciones rígidas con gestos que se disuelven y no son capaces de cambiar el estilo. Paños nuevos en telas viejas

 

Pidamos al Señor más audacia para poner esos remiendos nuevos en telas nuevas