Jueves 3 Diciembre
Mateo 7,21.24-27
"El que cumple la voluntad del Padre entrará en el reino de los cielos"
"El que cumple la voluntad del Padre entrará en el reino de los cielos"
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus
discípulos: "No todo el que me dice "Señor, Señor" entrará en el
reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el
cielo. El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a
aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se
salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no
se hundió, porque estaba cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras
mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su
casa sobre arena. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y
rompieron contra la casa, y se hundió totalmente."
En esta ocasión el Señor pone en
claro como su seguimiento no se limita a formalidades ni ritualismos
El seguimiento de Jesús tiene una
clara relación con la observancia de su palabra
Si esta advertencia pudiera sonar a
demasiado general no hay sino que
recordar cómo Jesús resume toda la palabra en
dos
mandamientos
Amarás al Señor tu Dios
con todo tu corazón y con todas tus fuerzas y al prójimo
como a ti mismo
La referencia al amor también suena a
veces como muy abstracto, pero basta con ponerse a cumplir este doble
mandamiento para ver que no es fácil la tarea
Es más fácil cumplir con formalidades
religiosas que equivalen
a decir “Señor, Señor”
El amor al que nos convoca el Señor
ocupa las 24 horas
diarias e involucra a todo tipo
de prójimo con quienes tenemos
que relacionarnos
Significa
perdonar
siempre, compadecerse
siempre, auxiliar
siempre o sea responder a todo
con amor
Cuando realizamos estos actos
filtrándolos por la pura conveniencia somos como el que construye en arena
Pidámosle
al Señor la sabiduría y la fuerza que necesitamos para responder a todo con ese amor como el que recibimos
de él
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