Miércoles
2 septiembre
Lucas
1,26-38
" Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra "
" Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra "
A los seis meses, el ángel Gabriel
fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen
desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se
llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: "Alégrate, llena
de gracia, el Señor está contigo." Ella se turbó ante estas palabras y se
preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo: "No temas, María,
porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz
un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del
Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la
casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin." Y María dijo al
ángel: "¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?" El ángel le contestó:
"El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá
con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí
tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y
ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay
imposible." María contestó: "Aquí está la esclava del Señor; hágase
en mí según tu palabra." Y la dejó el ángel.
Esta actuación de María se ha
convertido en todo un perfil característico de
la espiritualidad cristiana
La disponibilidad
absoluta de María a los
designios de Dios se posesiona desde ese momento como una actitud característica
de nuestro ser cristianos
Son muchos los momentos en los que solo
una actitud de disponibilidad absoluta
incluso de nuestra razón hace posible el hecho
cristiano
Nuestra propia fe muchas veces solo
es posible por un “hágase en mí según tu palabra”, que algunas veces se
corresponde con un: Creo conforme tú me lo pides. Aumenta
mi fe
Este mismo hecho de la concepción
virginal de María exige de
nosotros una fe generosa y espontánea en el
relato evangélico
No es una fe en la que se contradiga
a la razón porque “para Dios no hay imposibles” y porque así convenía
que sucediese dado lo inédito de toda la realidad de la encarnación
Pero es una de esas realidades ante las
que se impone una actitud de profundo
y total acatamiento de lo
revelado aun a costa del normal entendimiento
Y una vez asumido este misterio de la
encarnación del verbo ,con fe, el creyente es rebozado con el gozo de una
revelación de una hermosura sin igual
Quizás las palabras con las que es
descrito este misterio no son las únicas
con las que se puede describir lo que allí pasó,
pero el núcleo de la revelación
nos sitúa ante una acción inédita del Altísimo que da como resultado la Encarnación
del Verbo
Por nuestra parte siempre teniendo
como fondo aquello de “bienaventurados aquellos que sin
ver creyeron”
No hay comentarios:
Publicar un comentario