Miércoles
6 Enero
Marcos
6:45-52
45 Inmediatamente obligó a sus discípulos a subir a la barca y a ir por delante hacia Betsaida, mientras él despedía a la gente.
46 Después de despedirse de ellos, se fue al monte a orar.
47 Al atardecer, estaba la barca en medio del mar y él, solo, en tierra.
48 Viendo que ellos se fatigaban remando, pues el viento les era contrario, a eso de la cuarta vigilia de la noche viene hacia ellos caminando sobre el mar y quería pasarles de largo.
49 Pero ellos viéndole caminar sobre el mar, creyeron que era un fantasma y se pusieron a gritar,
50 pues todos le habían visto y estaban turbados. Pero él, al instante, les habló, diciéndoles: «¡Animo!, que soy yo, no temáis.»
51 Subió entonces donde ellos a la barca, y amainó el viento, y quedaron en su interior completamente estupefactos,
52 pues no habían entendido lo de los panes, sino que su mente estaba embotada.
45 Inmediatamente obligó a sus discípulos a subir a la barca y a ir por delante hacia Betsaida, mientras él despedía a la gente.
46 Después de despedirse de ellos, se fue al monte a orar.
47 Al atardecer, estaba la barca en medio del mar y él, solo, en tierra.
48 Viendo que ellos se fatigaban remando, pues el viento les era contrario, a eso de la cuarta vigilia de la noche viene hacia ellos caminando sobre el mar y quería pasarles de largo.
49 Pero ellos viéndole caminar sobre el mar, creyeron que era un fantasma y se pusieron a gritar,
50 pues todos le habían visto y estaban turbados. Pero él, al instante, les habló, diciéndoles: «¡Animo!, que soy yo, no temáis.»
51 Subió entonces donde ellos a la barca, y amainó el viento, y quedaron en su interior completamente estupefactos,
52 pues no habían entendido lo de los panes, sino que su mente estaba embotada.
“Animo,
que yo soy, no tengan ,miedo”El señor disipa el miedo de los discípulos que lo
confunden con un fantasma
Cuántas
veces necesitamos nosotros escuchar esa revelación del Señor para que espante
nuestros miedos
La fe
algunas veces nos pone frente a abismos que producen miedos.La fe supone lanzarse
a un abismo que por muchas sospechas muy fuertes suponemos que es un abismo
ocupado por unas manos de Dios que nos esperan
Esa
sospecha normalmente está allí para animarnos al salto, pero hay ocasiones en
las que ese salto se da en desolación, en sequedad
Menos mal
que, como dice San Ignacio, aun en desolación , no falta la gracia Dios para
animarte al salto, pero no hay duda que en
esos saltos dados en desolación uno le pide al Señor algo de esa
consolación que uno ha disfrutado en
otras ocasiones
La gracia
de Dios no falta y se siente desde dentro el grito de Jesús:”Animo soy yo, no
tangan miedo”
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