Domingo
10 Enero
Lucas
3:15-16, 21-22
15 Como el pueblo estaba a la espera, andaban todos pensando en sus corazones acerca de Juan, si no sería él el Cristo;
16 respondió Juan a todos, diciendo: «Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, y no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. El os bautizará en Espíritu Santo y fuego.
21 Sucedió que cuando todo el pueblo estaba bautizándose, bautizado también Jesús y puesto en oración, se abrió el cielo,
22 y bajó sobre él el Espíritu Santo en forma corporal, como una paloma; y vino una voz del cielo: «Tú eres mi hijo; yo hoy te he engendrado.»
15 Como el pueblo estaba a la espera, andaban todos pensando en sus corazones acerca de Juan, si no sería él el Cristo;
16 respondió Juan a todos, diciendo: «Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, y no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. El os bautizará en Espíritu Santo y fuego.
21 Sucedió que cuando todo el pueblo estaba bautizándose, bautizado también Jesús y puesto en oración, se abrió el cielo,
22 y bajó sobre él el Espíritu Santo en forma corporal, como una paloma; y vino una voz del cielo: «Tú eres mi hijo; yo hoy te he engendrado.»
Muy
hermosa esta escena en la que Jesús se hace bautizar por Juan
Y más
hermoso aún lo que sucede en ese momento en el que una voz de lo alto anuncia a
Jesús como el Hijo del Padre
Juan no
deja de reconocer la superioridad de Jesús hasta el tanto de decir que él no es
digno ni de desatarle las sandalias. Hay que recordar el liderazgo de Juan en
ese momento
Nos preguntamos
por qué Jesús se hace bautizar. Jesús responde que tenemos que
adherirnos a la ley
Esa es la
misma ley que Jesús después va a relativizar y a resumirla toda en dos grandes mandamientos
Pero lo
más importante es esa irrupción del Señor en ese momento para reafirmar su
filiación divina
Meditemos
con devoción este pasaje
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