Martes 19
Enero 2016
Evangelio
Marcos 2:23-28
23 Y sucedió que un sábado, cruzaba Jesús por los sembrados, y sus discípulos empezaron a abrir camino arrancando espigas.
24 Decíanle los fariseos: «Mira ¿por qué hacen en sábado lo que no es lícito?»
25 El les dice: «¿Nunca habéis leído lo que hizo David cuando tuvo necesidad, y él y los que le acompañaban sintieron hambre,
26 cómo entró en la Casa de Dios, en tiempos del Sumo Sacerdote Abiatar, y comió los panes de la presencia, que sólo a los sacerdotes es lícito comer, y dio también a los que estaban con él?»
27 Y les dijo: «El sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el sábado.
28 De suerte que el Hijo del hombre también es señor del sábado.»
23 Y sucedió que un sábado, cruzaba Jesús por los sembrados, y sus discípulos empezaron a abrir camino arrancando espigas.
24 Decíanle los fariseos: «Mira ¿por qué hacen en sábado lo que no es lícito?»
25 El les dice: «¿Nunca habéis leído lo que hizo David cuando tuvo necesidad, y él y los que le acompañaban sintieron hambre,
26 cómo entró en la Casa de Dios, en tiempos del Sumo Sacerdote Abiatar, y comió los panes de la presencia, que sólo a los sacerdotes es lícito comer, y dio también a los que estaban con él?»
27 Y les dijo: «El sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el sábado.
28 De suerte que el Hijo del hombre también es señor del sábado.»
Es enormemente hermoso ver la libertad con la que
se mueve Jesús con respecto a las instituciones judías
Y más consolador verlo presentarse como Señor del
Sábado
Como hacemos siempre en nuestras consideraciones,
volvemos la mirada hacia nuestra situación actual para verificar si se mantienen
esas intenciones de Jesús o si hemos vuelto hacia atrás
El sábado no lo hemos vuelto a entronizar, pero
otras instituciones como la obligatoriedad de ciertos ritos si los hemos retomado
Jesús no estaba contra esos ritos porque eran una
forma de demostrar un respeto al Señor. Contra lo que estaba era contra
ponerlos por encima incluso del ser humano
Eso es lo que nosotros hemos repetido: hay
celebraciones que no las hacemos libremente como señal de respeto sino que las
ponemos por encima del ser humano
Por ejemplo, la obligatoriedad de la Eucaristía que
incluso hasta hace poco su omisiòn se consideraba pecado mortal, es un claro
ejemplo
La Eucaristía es el más hermoso de los sacramentos,
pero cuando lo presentamos como una obligación tan terminal lo arruinamos
Nada más bello y completo que una Eucaristía, pero
nada más triste que saber que la estamos “oyendo” por obigación
Lo mismo podíamos decir de otros sacramentos. Por encima
de cada uno de ellos está la importancia que Dios le da al ser humano y sobre
todo el hecho de que Jesús es el Señor de cada uno de ellos
No hay comentarios:
Publicar un comentario