lunes, 9 de junio de 2014

MARTES 10 JUNIO 2014


BIENAVENTURANZAS II
MATEO 5, 6
“…dichosos los que tengan hambre y sed de justicia porque ellos serán satisfechos…”
 
Cuando hablamos de justicia no podemos quedarnos en un concepto quizá excesivamente jurídico que tendría que ver con aquello de “dar a cada uno lo que le corresponde”. Esto es verdad, pero tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento utilizan un concepto más amplio de justicia que tiene mucho que ver con la rectitud motivada por el amor. Rectitud ante Dios y ante los seres humanos.
Los escribas y los fariseos creían que ellos determinaban el estándar de la rectitud. Creían que ellos, entre todos los hombres, eran justos. Jesús los impactó en gran manera, cuando dijo: “Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos” (Marcos 5:20).
 
Es que en toda su predicación Jesús  contrasta Su interpretación de las enseñanzas del Antiguo Testamento sobre la rectitud con la que impartían los escribas y los fariseos: Por eso tantas veces Jesús dice “Oísteis que fue dicho…” (Lo que los escribas y fariseos enseñaban…). “Pero yo os digo…”  o sea Jesús quiso restablecer la comprensión adecuada de la justicia
 

Hoy, una vez más en nuestra historia nos encontramos con que la palabra de Jesús nos incita a superar una comprensión incompleta de la justicia, de la rectitud ante Dios y ante la humanidad que el correr de los tiempos ha empañado.
La idea de justicia que practicamos en nuestra Iglesia se parece mucho a la que predicaban los escribas y fariseos. Hace unos días nuestro Papa Francisco lo decía con otras palabras. Decía “los católicos estamos pendientes es de tener en órden nuestros papeles, nuestros certificados (de bautismo, matrimonio, etc)” que vivir el exceso de la fe”
 
Por eso una vez más nos pega la queja de Jesús “Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos” (Marcos 5:20).

Nuestra “justicia” muchas veces es de cumplimiento: “Cumplo y miento”.Asisto a la misa el domingo, bautizo a mis hijos, cumplo alguna que otra obligación religiosa. Y hasta allí llegamos. Esto lleva al catolicismo a su ruina.
 
El llamado de Jesús a la justicia se parece más a un llamado a vivir el exceso de la rectitud y fidelidad a Dios y a los seres humanos a la que nos lleva el amor de Jesús.
 
Por eso es  hoy tan importante preguntarse  si estamos simplemente “cumpliendo” o si estamos a la altura del Reino de Dios que quería Jesús.
Una prueba que puede servirnos será si nuestra fe nos lleva o no a estar en la vanguardia de todas las causas por la que la humanidad hoy está urgida de rectitud
 
¿ A qué distancia nuestra fe nos pone de las luchas contra todas las injusticias: las desigualdades socio-económicas, las discriminaciones por género, sexo, religión, color, nacionalidad, raza, etc.?
 
¿ Pueden contar con nosotros todos los que luchan por la justicia en los diversos aspectos de la vida del mundo, o pertenecemos al universo    de los indiferentes ?El mundo , el país, el vecindario, la familia no podrá ser diferente, con unos sujetos indiferentes
 
El cristiano o está a la vanguardia de las luchas que hoy mantiene la humanidad por superar todas esas faltas de rectitud o ese cristiano está a la altura de los escribas y fariseos. 

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