BIENAVENTURANZAS II
MATEO 5, 6
“…dichosos los que
tengan hambre y sed de justicia porque ellos serán satisfechos…”
Cuando hablamos de justicia no podemos
quedarnos en un concepto quizá excesivamente jurídico que tendría que ver con
aquello de “dar a cada uno lo que le corresponde”. Esto es verdad, pero tanto
el Antiguo como el Nuevo Testamento utilizan un concepto más amplio de justicia
que tiene mucho que ver con la rectitud motivada por el amor. Rectitud ante
Dios y ante los seres humanos.
Los escribas y los fariseos creían que
ellos determinaban el estándar de la rectitud. Creían que ellos, entre todos
los hombres, eran justos. Jesús los impactó en gran manera, cuando dijo:
“Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y
fariseos, no entraréis en el reino de los cielos” (Marcos 5:20).
Es que en toda su predicación Jesús contrasta Su interpretación de las enseñanzas
del Antiguo Testamento sobre la rectitud con la que impartían los escribas y
los fariseos: Por eso tantas veces Jesús dice “Oísteis que fue dicho…” (Lo que
los escribas y fariseos enseñaban…). “Pero yo os digo…” o sea Jesús quiso restablecer la comprensión
adecuada de la justicia
Hoy, una vez más en nuestra historia nos
encontramos con que la palabra de Jesús nos incita a superar una comprensión
incompleta de la justicia, de la rectitud ante Dios y ante la humanidad que el
correr de los tiempos ha empañado.
La idea de justicia que practicamos en
nuestra Iglesia se parece mucho a la que predicaban los escribas y fariseos.
Hace unos días nuestro Papa Francisco lo decía con otras palabras. Decía “los
católicos estamos pendientes es de tener en órden nuestros papeles, nuestros
certificados (de bautismo, matrimonio, etc)” que vivir el exceso de la fe”
Por eso una vez más nos pega la queja de
Jesús “Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los
escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos” (Marcos 5:20).
Nuestra “justicia” muchas veces es de
cumplimiento: “Cumplo y miento”.Asisto a la misa el domingo, bautizo a mis
hijos, cumplo alguna que otra obligación religiosa. Y hasta allí llegamos. Esto
lleva al catolicismo a su ruina.
El llamado de Jesús a la justicia se
parece más a un llamado a vivir el exceso de la
rectitud y fidelidad a Dios y a los seres humanos a la que nos lleva el amor de Jesús.
Por eso
es hoy tan importante preguntarse si estamos simplemente “cumpliendo” o si
estamos a la altura del Reino de Dios que quería Jesús.
Una
prueba que puede servirnos será si nuestra fe nos lleva o no a estar en la
vanguardia de todas las causas por la que la humanidad hoy está urgida de
rectitud
¿ A qué distancia nuestra fe nos pone de
las luchas contra todas las injusticias: las desigualdades socio-económicas,
las discriminaciones por género, sexo, religión, color, nacionalidad, raza,
etc.?
¿ Pueden contar con nosotros todos los
que luchan por la justicia en los diversos aspectos de la vida del mundo, o
pertenecemos al universo de los indiferentes ?El mundo , el país, el
vecindario, la familia no podrá ser diferente, con unos sujetos indiferentes.
El cristiano o está a la vanguardia de
las luchas que hoy mantiene la humanidad por superar todas esas faltas de
rectitud o ese cristiano está a la altura de los escribas y fariseos.
Tremendo Miguel esta reflexion
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