Domingo 17 agosto

(70)

Evangelio: Mateo 15,21-28

"Mujer, qué grande es tu fe"

En aquel tiempo, Jesús se marchó y se retiró al país de Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle: "Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo." Él no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle: "Atiéndela, que viene detrás gritando." Él les contestó: "Sólo me han enviado a las ovejas descarriadas de Israel." Ella los alcanzó y se postró ante él, y le pidió: "Señor, socórreme." Él le contestó: "No está bien echar a los perros el pan de los hijos." Pero ella repuso: "Tienes razón, Señor; pero también los perros se comen las migajas que caen de la mesa de los amos." Jesús le respondió: "Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas." En aquel momento quedó curada su hija.

 

LA ESCENA QUE NOS MUESTRA EL EVANGELIO ES ALGO CONTROVERSIAL,PERO CON UN FINAL MUY FELIZ

 

CONTROVERSIAL PORQUE JESÚS ADOPTA AL PRINCIPIO UNA ACTITUD QUE NOS SORPRENDE: UN NACIONALISMO CRUDO Y MUCHO MENOS ACEPTABLE EN ESTOS TIEMPOS QUE VIVIMOS

 

PERO LA HUMILDAD DE LA MUJER CANANEA DEJÓ DESARMADO A JESÚS

 

Y JESÚS QUE NO NECESITA MUCHO ESTÍMULO PARA VOLCARSE EN RECONOCIMIENTO Y AMOR NO SOLO ATIENDE A LA PETICIÓN DE LA MUJER SINO QUE ALABA CON ADMIRACIÓN SU FE

 

DE JESÚS APRENDEMOS AQUÍ ESA SENSIBILIDAD PARA ENAMORARSE DE LA HUMILDAD DE LA CANANEA

 

DE LA MUJER CANANEA APRENDEMOS SU HUMILDAD Y SU INSISTENCIA. AMBAS SON CUALIDADES NECESARIAS CUANDO PEDIMOS ALGO AL SEÑOR.