VIERNES 26 JUNIO
- Evangelio: Mateo 7,21-29
"No todo el que me dice "Señor, Señor" entrará en el reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre "
- En
aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: que está en el cielo. Aquel día
muchosdirán: "Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre, y en
tunombre echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre muchos
milagros?"Yo entonces les declararé: "Nunca os he conocido.
Alejaos de mí,malvados."
El que escucha estas palabras mías y
las pone en práctica separece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre
roca. Cayó lalluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron
contrala casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca. El
queescucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a
aquelhombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, sesalieron
los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, yse hundió
totalmente." Al terminar Jesús este discurso, la gente estabaadmirada de
su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad, y no comolos escribas.
¿A quiénes querría describir Jesùs
cuando hablaba de esos que se limitan a decir “Señor Señor “
Posiblemente se referìa a esos que
viven solo la parte poética o exterior de la experiencia religiosa. Es lo que
llamamos “la piedad religiosa”
La piedad es una parte importante de la
experiencia cristiana: es la parte de esa experiencia que nos conecta con el
colectivo cristiano
Es también la parte que nos ayuda a dar
expresión externa a nuestras vivencias internas
Allí entrarìan , por ejemplo, nuestras
devociones, nuestros rezos individuales y colectivos, nuestras invocaciones,
jaculatorias y entrarìa desde luego nuestra forma de intercambiar verbalmente
con nuestro Dios
Todo esto es sumamente importante y
necesario. La fe sin piedad se puede convertir en mera ideología. La fe sin esa
piedad es seca y se puede incluso desviar
Pero esa piedad es vacìa cuando no se
corresponde con un serio cumplimiento de lo que es la voluntad de Dios
La piedad es vacìa e inoperante cuando
el cristiano vive su vida cumpliendo solo su propia voluntad y acudiendo a Dios
de una manera puntual y circunstancial para pedirle o para expresarle
externamente algo.
Jesùs , como siempre pone en primer
lugar el cumplimiento de lo que Dios quiere de nosotros. Se trata de siempre
preguntarse què quieres Señor de mì y ponerse en la disposición de convertir esa
voluntad en la propia
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